lunes, 12 de julio de 2010
viernes, 25 de junio de 2010
de donde viene el viento
se esconde detrás todo
muy cerca
apenas sale unos segundos
un aire frío que refresca
dentro de todos
la muerte que mueve la vida
tan eterna como el dolor
oscura y azul
un aire que atraviesa
que choca tan fuerte
un aire que alguna vez fue viento
y ahora nos olvida
entonces los huesos crujen
la carne tiembla
pequeños movimientos de cuerpos poseídos
esperando la vida
sin rumbo
saltando al vacío
esperando el viento
domingo, 21 de febrero de 2010
ENCUENTROS
En ese entonces no conocía esa mentira
me acuerdo
iba en un tren
la vi
unos segundos
pájaros en desbandada
caballos al galope
era tan ágil
tan misteriosa
estaba en todas partes
ahora se ha ido
ahora pago su precio
lleno de sangre mis ojos
espero a mis cuervos
al principio fueron encuentros ocasionales
deje por completo la montaña
los ríos eran mares
tan libre
noches cortas
recorridos largos
tan medida
coincidíamos en esa ciudad de esquinas pequeñas
tan cerca
tan lejos
después llego el frió
robábamos el sol en terrazas de cemento
disfrutábamos sin vergüenza de lo ajeno
Ahora me acuerdo
Y un sabor salado
ya te habías ido
un olor a puerto
ese fue el principio
frecuentaba pequeños grandes salones
flotaba en rincones
acompañado de músicas lejanas
celebrando el trueno
bailando el estruendo
escondiendome
hoy he vuelto a tomar ese tren
me voy
el viento es fuerte cuando se atraviesa el tiempo
ahora espero el río
la montaña
abrir mis ojos
esperar mis cuervos
tal vez me detenga
tal vez nunca llegue
es tarde
he conocido la rabia
viernes, 11 de septiembre de 2009
martes, 1 de septiembre de 2009
Veterina
Ayer, -después de la hora del almuerzo-, me mataron aquí, antes de coger la carretera,-la que sube bordeando la ultima montaña justo antes de llegar al mar-. Me acuerdo que cruzamos un río casi seco que olía fuerte.
Ya casi llegamos, les recomiendo el tintico de acá -nos dijo el conductor-, mientras el ayudante se secaba el sudor de la frente con un trapo rojo y movía unas cajas de cartón que taponaban la salida del bus para que la gente saliera.
Entre la sombra de un árbol de mangos sin mangos y el frente de un rancho de bareque, la gente estira las piernas para aguantar lo que queda de camino; -entre ellos-, una señora sentada en extremo con un vestido azul escotado casi hasta el ombligo me sonríe; Le hace una trenza a una niña que mira hacia el piso los caminos de hormigas que se meten por debajo del rancho. En la misma banca, casi a dos metros, un viejo se levanta despacio y saca un gallo de pelea que lleva dentro de un maletín rojo para darle un poco de agua en un cuenco de plástico. Huele a leña verde recién cortada.
El vapor de una hoya de tinto espeso y caliente sale como neblina mientras cuatro personas esperamos sentados en unos bancos alargados de madera. Dos niños descalzos y sin camisa se pelean por un teléfono de juguete mientras un perro con la cola partida en dos les ladra. Han pasado casi treinta minutos y sigo con los oídos tapados. La gente mira de reojo, creo que buscan al conductor . Yo miro a los niños, el ombligo salido del mas bajo, es casi tan grande como su dedo chiquito del pie. Me siento mareado, no soporto los viajes largos por carretera destapada.
En la banca de a lado, donde yo estoy sentado, un hombre con nariz grande y ojos hundidos se limpia con saliva sus enormes tenis blancos sin despegar los ojos de la carretera como si esperara a alguien, Parece un chamizo, sus brazos son largos y delgados, Juraría que es de mi pueblo,-Armenia mantequilla-, allí hay toda una familia con esos rasgos. Chamizo apenas se mueve, se ve que el calor le pega duro. Ya llevamos casi una hora al lado de este rancho.
Una ráfaga de viento nos tira el humo blanco del fogón en los ojos y el gallo salta. La señora con el vestido azul se levanta sin dejar de mirar el pelo negro azabache de la niña y yo me meto en el rancho buscando a la señora, No entiendo porque la gente se esta yendo monte adentro. Ahora el cielo esta casi pegado a los platanales. El sol se esta yendo y llegan las nubes.
Algunos comienzan a bajar equipajes de la parte de arriba del bus, mientras unos se descalzan, otros se pierden por caminos monte adentro con apenas una bolsa de plástico. Ahora quedamos pocos.
-Seño un aguardiente, Usted sabe que huele tan fuerte?.
-ah debe ser la gasolina,
-gasolina?, hombe a mi me huele como a remedio seño!
-No, es el ayudante que debe estar chupándole al tanque.
-Le esta sacando gasolina?
-Si, es que èl ahí veces se viene cargado pa` vender un poquito por el camino.
- Por acá le compramos siempre.
- seño usted sabe algo del conductor.
-No tranquilo que èl no demora; le provoca algo para comer?, tengo tamales recién hechos.
-hombe si esto se demora mucho si le encargo uno, por ahora deme un aguardiente doble
-Doña y el baño?
- esta acá atrás.
Mientras buscaba el baño, cambie de idea y decidí ir a dar una vuelta corta.
Mezclar el aguardiente y las cervezas que tenia en la cabeza con la humedad del plátano antes que empezara a llover. Las gotas golpeaban las hojas de plátano mientras un motor se escuchaba como a
Caminando despacio, perdiéndome sin irme lejos, ya con muchas ganas de orinar como a